Diálogos con el Teatro: «Los muchachos dentro y fuera de la escuela»

 

Publicada ya la DECIMOSEXTA PARTE…

Autora: © Rosa Mª Llamas Segurado

PRIMERA PARTE

NARRADOR:

Se trata de una escuela de chicos, de la que había hace ya, muchos… pero muchos años, donde los niños acudían a ella cuando podían… o cuando sus padres los dejaban, que no era siempre. El maestro se llamaba Don Rodolfo; era un señor entrado en años, el cual, estaba bastante corto de vista y había sido destinado a Torregamones aquel mismo año, por lo cual era un vecino más, pero que por el poco tiempo que llevaba en el pueblo, apenas conocía a nadie.

Había en la escuela dos hermanos: Juanito que tenía 12 años, y Baltasar que tenía 10, los cuales ayudaban a sus padres a atender el ganado y luego iban a la escuela donde el horario de mañana era de 9,30 h. a 13 h. y por la tarde de 15 a 17 h. Estos, casi siempre llegaban tarde o no asistían a ella y no precisamente por haber estado ayudando a sus padres, sino porque se lo pasaban mejor saltando paredes que aprendiendo lo necesario en la escuela. La madre se llamaba Josefina y el padre Doroteo.

También había muchos más niños, estaba Timoteo de doce años, Antonio y Luis de once y diez años, que son primos etc. ¡Hay tantos niños! que mejor, solo nos fijaremos en estos.

ESCENARIO:
Una cama donde los dos niños están metidos en ella tapados con una manta, un palancanero con todo lo necesario, en el pasillo una silla, un orinal, unos calderos, una toquilla, un talego y un cayado. En otra esquina tapado con un telón habrá una mesa con un hule (si es con el mapa de España mejor) cuatro sillas y una mesita pequeña haciendo de fogón, una jarra con leche, dos tazones , una cesta con pan y encima de una silla, las dos carteras.

Era lunes por la mañana, cuando Josefina desde el pasillo llama a sus hijos para ir a la escuela:

JOSEFINA:
Juanito! ¡Baltasar! Hale, levantaos, que ya es hora y luego se me hace tarde para mandaros a la escuela… Venga… que yo tengo que marchar a ver cómo están las ovejas, que me han dicho que anda el lobo, y hay que vigilar, pero antes tengo que arreglaros.

( Los niños, tapándose la cabeza se dan media vuelta en la cama, la madre quita cacharros del medio, como calderos, orinales, etc.)

JOSEFINA:
¡¿Pero… todavía estáis en la cama?! ¡Venga hombres…! levantaros rápidos, que tengo mucha prisa y tenéis que desayunar, ¡Daros prisa! que se hace tarde ¡Venga! (Y se marcha).

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Un comentario:

  1. Miguel Alfonso Licarión

    Esto parece como cuando escuchaba, «Matilde, Perico y Periquín» en la radio y te quedabas con ganas de saber cómo sería la historia del próximo jueves, creo que era los jueves, ¿os acordáis alguno de vosotros de este programa? Lo patrocinaba «aquel negrito del África tropical que cultivaba el Cola-Cao«.
    Espero el final de la historia.
    Saludos.

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