DECIMOSÉPTIMA PARTE
- TIMOTEO:
- Sí, Señor así es, Juanito y Baltasar tampoco vinieron ayer ni antes de ayer a la escuela.
- DON RODOLFO:
- Pero los niños que estuvieron ayer y antes de ayer son Antonio y Luis, que han estado callados por el miedo que te tienen a ti, ¿no es así, Antonio, Luis?
- ANTONIO y LUIS:
- Sí, Señor, pero siempre nos dice que hay una bruja, que por la noche entra en nuestra habitación, nos corta una oreja y poquito a poco nos dejan sin nada.
- DON RODOLFO:
- ¡Qué brujas, ni qué narices! Escuchad bien cuanto os digo, ni hay brujas, ni por las noches entran en las casas, ni cortan las orejas para que poco a poco os quedéis en nada. Todo eso son cosas de Timoteo para que le tengáis miedo, así es que, si otro día intenta meteros miedo solo le tenéis que decir: “Lo que te pasó en la escuela, Timoteo, lo que te pasó en la escuela”. Porque con la vergüenza que está pasando de haberse visto descubierto, bien creo que ni lo intentará. Y en cuanto a Vd. buen hombre, ya ve, sus hijos ayer, ni antes de ayer vinieron a la escuela y hoy… aún no han llegado, las carteras… allí las tienen, desde que las trajo su mujer pensando que los muchachos estaban aquí, y… aunque Timoteo quiso hacerme ver que los que faltaban eran Antonio y Luis… ya ve, no le ha servido de nada. Bien creo que, con la lección de hoy aprenderá, a no ofender más a los niños y a respetar a los viejos.
- DOROTEO:
- (DISGUTADO Y CON MANOTEO) Entonces D. Rodolfo, lo que me dijo la tía Pancracia era verdad, mis hijos no estuvieron en la escuela pero sí fueron los muchachos que al parecer estuvieron en su huerto y que según me han contado si hubiera habido un terremoto no había quedado peor…
- DON RODOLFO:
- (TRANQUILO, PAUSADO) Poco más o menos Doroteo… poco más o menos, me cortaron las lechugas… arrancaron las cebollas… las acelgas no las veo… tiraron piedras al pozo y las lilas las rompieron. Los pardales ni aparecen… Me comentaron ayer que días atrás los vieron maltratar a las ovejas… que igual las perniquebraban, que les cortaban orejas… a otras dejaron ciegas… y al carnero lo castraron.
- DOROTEO:
- Hablando de lilas… D. Rodolfo traje conmigo más varas… que para domar a estas fieras… seguro le vienen bien… A mí con una me llega y ¡pensar que a mis ovejas le estaba atacando el lobo! ¡Menudos lobos son los que yo tengo en mi casa! El huerto se lo arreglaré yo, Sr. maestro, pero el pozo… El pozo lo limpian ellos, e iré juntando más varas para cuando nos hagan falta.
- DON RODOLFO:
- A mí con otra me llega, por tener para repuesto, pues ya que las trajo Vd., no está bien que le desprecie, lo que sin saberlo Vd. ha traído de mi huerto. Y para que sepa Vd. lo que hacen los muchachos dentro y fuera de la escuela.
FIN…
© Rosa María Llamas Segurado.
Esto parece como cuando escuchaba, «Matilde, Perico y Periquín» en la radio y te quedabas con ganas de saber cómo sería la historia del próximo jueves, creo que era los jueves, ¿os acordáis alguno de vosotros de este programa? Lo patrocinaba «aquel negrito del África tropical que cultivaba el Cola-Cao«.
Espero el final de la historia.
Saludos.