SÉPTIMA PARTE
En este momento se cierran las cortinas dejando a los niños fuera de ellas, haciendo de patio o calle.
- ANTONIO:
- Oye, Timoteo…
- TIMOTEO:
- Calla… Cállate, que si dices algo, esa bruja que anda por las noches, entrará en tu habitación, te cortará una oreja y luego la otra y cada vez que hables te irá cortando cachito a cachito hasta dejarte sin nada.
- LUIS:
- Jajajajajajajaja ¡Qué tontos sois los dos! ¡Si no hay brujas…! ¡Que eso es mentira!.
- TIMOTEO:
- (CON UNA MANO EN EL BOLSILLO Y EN PLAN CHULESCO).
¿Quién te ha dicho a ti que eso es mentira? ¿No oís por las noches como mueven las latas de las higueras? ¿No habéis oído que en la noche de San Juan hacen una fiesta, con una gran hoguera donde se calientan y se juntan a saltar todas las brujas? ¿No habéis oído decir, que cuando San Juan coincide con Luna llena, a eso de la media noche, alrededor de la bomba y sus callejuelas… aquí en Torregamones se pasea un espectro de mujer, rubia y de pelo largo? ¿Mentira…? ¡Sí, sí, mentira! preguntárselo a quienes sí lo han visto. ¡El miedo que ellas pasaron! - ANTONIO:
- (CON AIRES DE CIRCUNSTANCIAS).
Sí, Timoteo, yo eso ya lo sabía. A mí… me contaron, que hace ya muchos… pero muchos años, había varias brujas en este pueblo… que se transformaban en gatos negros y que un día entró un gato negro en una casa… empezó a saltar de un lugar para otro… y el dueño de la casa le pegó tal paliza, que lo dio por muerto… Entonces, lo metió en un saco y lo tiró para un cortino… Al día siguiente… una de las brujas andaba perniquebrada, y el gato del saco había desaparecido. Dicen… que si el día anterior, la bruja se había convertido en gato y que había sido el gato que recibió la paliza. - LUIS:
- Yo… lo había oído, pero nunca me lo creí, eso me parece una payasada, y vosotros sois dos payasos por creeros esas bobadas.
- TIMOTEO:
- (CHULESCO).
Bueno, bueno, pues no lo creas… que como te corte una oreja… luego la otra… y así poco a poco te vaya cortando cachitos hasta dejarte sin nada… ¡ya verás! Yo te digo que es verdad y de la buena y si no me creéis… ¡ya veréis! - ANTONIO:
- (Con cara de circunstancias).
Mi abuelo, en cierta ocasión, me contó que cuando molían en los molinos de la rivera se les aparecía un hombre y se sentaba en el molino a darle conversación a quien en ese momento molía, una noche que mi abuelo estaba moliendo se le apareció a él, entubo un rato con mi abuelo y a eso de la media noche, cuando mi abuelo se dio cuenta de que el hombre, tenía por piernas patas de cabra, el hombre desapareció. ¡Vaya susto, macho! - LUIS:
- Bueno, bueno… Con tantas brujas y tantas cabras, se me están poniendo los pelos de punta y eso que la mayoría de las bobadas ni las creo.
- TIMOTEO:
- (CON CARA DE POCOS AMIGOS)
Veis como es verdad lo que os digo, las brujas tienen mucho poder y se transforman en lo que quieran, luego cada persona las puede ver de forma diferente, como en las historias que ya conocéis, y la bruja que ahora anda por aquí, entra por las noches en las habitaciones de los niños, empieza por cortarte una oreja y así, poco a poco hasta dejarte sin nada. - ANTONIO:
- Oye Luis, vámonos para casa y no digas nada a nadie, que yo… antes de quedarme sin orejas, prefiero que el maestro no sepa ni quiénes somos, y si a partir de ahora en la escuela nos tenemos que llamar Juanito y Baltasar… pues nos llamamos Juanito y Baltasar, pero… oye, ¿tú que crees que estarán haciendo ellos? Para que su madre le trajera las carteras… ¿Dónde estarán?
- LUIS:
- Nada bueno, seguro que nada bueno ¡Ya lo verás! Pienso lo mismo Antonio. Anda ¡vámonos! y no le decimos nada a nadie, ¡por si acaso!
(Y se marcharon, dos por una parte y el otro por la otra, entran dentro y se sientan en la escuela).
Esto parece como cuando escuchaba, «Matilde, Perico y Periquín» en la radio y te quedabas con ganas de saber cómo sería la historia del próximo jueves, creo que era los jueves, ¿os acordáis alguno de vosotros de este programa? Lo patrocinaba «aquel negrito del África tropical que cultivaba el Cola-Cao«.
Espero el final de la historia.
Saludos.