CUADRO PRIMERO
ESCENA III
TIO SATURIO, DON QUINTILIANO, MELITÓN y DON ALBERTO.
- SATURIO:
- Ya vé usté cómo se van. Lo mesmo, lo mesmo que borregos.
- ALBERTO:
- ¿De manera que usted tiene confianza?
- SATURIO:
- Oiga usté, Tío Seculorum ¡Qué si tengo confianza!
- QUINTILIANO:
- Ciega. Si aquí no se hace más que lo que quiere el Alcalde.
- SATURIO:
- Na más; porque yo, aunque Alcalde, no soy retrogado.
- ALBERTO:
- ¡Liberal, eh!
- SATURIO:
- ¡Anda! Ahora mismo va usté á subir á mi casa, y ¡allí verá usté! Lo primero que tengo en la sala colgao, es al general Espartero y á Diego Corrientes
- ALBERTO:
- ¡Hombre! ¿Y cómo es eso?
- SATURIO:
- Pues velai usté. Y ahora tengo pedío á Madrí el retrato de Sagasta, y lo mismo va á ser recibirlo que colgarlo tamién. ¡Anda! ¿Usté qué se le había figurao?
- ALBERTO:
- Pues yo agradezco á usted su entusiasmo, y lo que usted necesite…
- SATURIO:
- ¡Se quié usté callar! Si todo esto lo hago por desinterés político de mi concencia libre.
- ALBERTO:
- Eso es muy honroso.
- SATURIO:
- Ahora, lo que sí quiero, es que el monte Valdecabras, que es de propios, se quee en tal estao.
- ALBERTO:
- ¿En cual?
- SATURIO:
- Pues en el que está. Que tengo yo allí gratis too el ganao vacuno y el de cerda. Y si sacan á subasta el monte, me cuesta la cebá un dineral.
- ALBERTO:
- ¡Ah! Vamos… ya.
- SATURIO:
- Además están allí tamién todos los marranos de los concejales.
- MELITÓN:
- (Señalando á don Quintiliano.) Y el buey del Secretario.
- QUINTILIANO:
- (Señalando á Melitón.) Y el burro del Alguacil.
- SATURIO:
- Naa; que pasta allí tooel Ayuntamiento.
- ALBERTO:
- Pues eso corre de mi cuenta.
- SATURIO:
- Pues entonces ahora subirá usté á descansar.
- ALBERTO:
- ¡Ah! No puedo detenerme. Tengo que ir á Perezuela á vigilar la elección, que allí está muy comprometida.
- SATURIO:
- Pero suba usté á desayunarse y á conocer á la parienta y á la chica. Tan y mientras le aparejan á usté el caballo; porque por ahí no puede ir la tartana.
- ALBERTO:
- Bueno.
- SATURIO:
- Melitón, apareja el caballo, y en tanto que se desayuna este señor, (Dándole en la espalda.) échale un pienso.
- ALBERTO:
- (Con mucha energía.) ¿Al caballo?
- SATURIO:
- ¿Pues á quién había de ser?
- QUINTILIANO:
- ¡Ah!… Tome usté este paquete de candidaturas que ha mandado el Gobernador.
- SATURIO:
- ¡Sí, no te untes! Las de Palomeque.
- ALBERTO:
- ¡A la lumbre con ellas!
- SATURIO:
- ¡Quiá! Que pueen servir en ocasiones pa apuntar algo. Aquí andamos mu escasos de papeles.
- QUINTILIANO:
- Con que mi señor don Alberto…
- ALBERTO:
- Servidor de usted, don…
- SATURIO:
- Seculorun.
- QUINTILIANO:
- Quintiliano Bona.
- ALBERTO:
- Muy señor mío.
- QUINTILIANO:
- Beso á usted la mano. (Se va por el foro.)
- SATURIO:
- Pase usted.
- ALBERTO:
- Usted primero.
- SATURIO:
- Bueno. (Entra en la casa y detrás Tio Saturio.)