Zarzuela del maestro Chapí dedicada a Torregamones: La Raposa

CUADRO PRIMERO

ESCENA XVII

DICHO y luego la SEÑÁ RAIMUNDA.

SATURIO:
No, lo que es don Alberto bien pue quedar agradecío. De fijo que éste se va bien pesadumbroso de haber venío á Torregamones y ahora sí que puedo hacer lo que me dé la gana.
RAIMUNDA:
Toma la capa y el bastón.
SATURIO:
Oye; si al toque de medio día no estoy aquí, mándame la puchera al Ayuntamiento.
RAIMUNDA:
Bueno.
SATURIO:
Con que… (.)
RAIMUNDA:
Oye, hombre.
SATURIO:
¿Qué quiés, mujer?
RAIMUNDA:
¿No has hablado ahora con un señorito?
SATURIO:
¡Ah, sí! ¡El de la leñera! Ya se fué. Con que…
RAIMUNDA:
Oye, hombre.
SATURIO:
Que tengo mucha prisa.
RAIMUNDA:
Si es un momento.
SATURIO:
¡Dale!
RAIMUNDA:
De manera que tú sabes ya quién es?
SATURIO:
¡Otra! ¿Pues no he de saberlo?
RAIMUNDA:
¿Y qué viene á pedir?
SATURIO:
¡Dale moler!
RAIMUNDA:
¿La mano de tu hija?
SATURIO:
¡Otra! ¡Qué! Eso no lo sabía.
RAIMUNDA:
¿Pues no dices que te lo ha dicho todo?
SATURIO:
Todo, menos eso.
RAIMUNDA:
Claro, como tú eres así, el pobre no se habrá atrevido.
SATURIO:
Pero, oye, oye. ¿Tú estás segura?
RAIMUNDA:
¡Segurísima! Como que si tú me prometes no enfadarte con él, esta tarde te lo dirá él mismo.
SATURIO:
De manera que ese es…
RAIMUNDA:
El novio que la chica tuvo en Madrid cuando estuvo en casa de mi hermana.
SATURIO:
¡Y yo, burro de mí, que creía que era un pelagatos!
RAIMUNDA:
Pues ya ves que ahora es un chico de muy buena posición.
SATURIO:
Y tan muy güena.
RAIMUNDA:
¿De manera que no te incomodas?
SATURIO:
¡Qué he incomodarme! (¡Y yo que lo eché de aquí!)
RAIMUNDA:
De manera que yo ahora…
SATURIO:
(Dándose un golpe en la frente.) Tú ahora sube corriendo y échame pol balcón un paquete de candidaturas que están encima la cónsola.
RAIMUNDA:
Pero tú…
SATURIO:
Naa, mujer, que vuelvo la casaca. Echame esas candidaturas.
RAIMUNDA:
Bueno, hombre, bueno. (Entra.)
SATURIO:
¡Pus no es ! ¡Un yerno deputao menisterial! De esta hecha, el monte Valdecabras mío pa siempre, manque vuelque la urnia y tenga que inutilizar á Sagasta cuando venga. ¡Naaa, lo que se me ocurre á mí no se le ocurre á Bertoldino! Pero, ¿me echas eso ú no.
RAIMUNDA:
(Dentro.) ¡Ya voy, hombre, ya voy.!/dd>

SATURIO:
¡La sorpresa que le voy á dar á Palomeque!… ¡Pus no digo nada á don Alberto!
RAIMUNDA:
¡Ahí van! (Echando el paquete.).
SATURIO:
¡Naa, de esta hecha voy á tener que colgar á Cánovas! (Echa á correr.)
RAIMUNDA:
Va loco.
SATURIO:
(Vuelve corriendo.) ¡Ah!… ¡Raimunda!
RAIMUNDA:
¿Qué quieres?
SATURIO:
Que enciendan el horno y á hacer un buen pastel.
RAIMUNDA:
¿Pero no decías que eso era sólo para los ministeriales?
SATURIO:
Pus precisamente, mujer, precisamente. (Sale corriendo y final del primer cuadro.)

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