Zarzuela del maestro Chapí dedicada a Torregamones: La Raposa

CUADRO TERCERO

ESCENA XXIV

DICHOS, EL TÍO SATURIO DON QUINTILIANO, MELITÓN, Vecinos y Coro general. Todos, la ver correr hacia la izquierda á Modesto, corren detrás.

PRUDENCIA:
Ya le han visto. Le persiguen. ¡Ay, Dios! si querrán pegarle. Mi padre corre detrás…
ANICETA:
Le cogieron.
DAMIÁN:
Ya le traen.
(Voces y algazara. Salen todos trayendo en hombros á Modesto.)
SATURIO:
¡Viva el candidato!
TODOS:
¡Viva!
SATURIO:
¡Viva Palomeque!
MODESTO:
Dale. (Le dejan cer en la parva, llenándole de paja. Se levanta y lo limpian.)
SATURIO:
(Pasando todos delante de él.)
Chocustai
QUINTILIANO:
«Magna felicitas»
MELITÓN:
Que sea en bien.
VECINO 1º:
Felicidaes
MODESTO:
¿Pero por qué será esto? Estarán todos burlándose.
SATURIO:
Ya ve usté lo que hace uno cuando sabe ser alcalde. Porque usté habrá carculao el por qué deste homenaje.
MODESTO:
No, señor.
SATURIO:
¡Cómo que no!
MODESTO:
Sí, lo he calculado en parte, nada más.
SATURIO:
Pus que es usté deputao dende esta tarde.
MODESTO:
Hombre, ¡qué me cuenta usté!
SATURIO:
Lo que oye usté.
PRUDENCIA:
Pero padre…
SATURIO:
Tú te callas, que estas cosas no deben á tí importarte.
PRUDENCIA:
Pero…
SATURIO:
En cosas de política no te metas.
PRUDENCIA:
Si es que…
SATURIO:
¡Dale!
MODESTO:
(Después de indicar silencio á Prudencia.)
Tu padre tiene razón.
SATURIO:
Ya lo creo.
MODESTO:
Y como alcalde tiene derecho… (á ser bruto) á que no rechiste nadie.
SATURIO:
Eso está mu bien hablao.
MODESTO:
Si él lo manda hay que callarse. La autoridad es la ley. La ley es… irresponsable. Aquí manda el presidente del concejo, vulgo alcalde, y hoy lo es de Torregamones una persona notable, proba, inconclusa, eminente, paquiderma y relumbrante. (Ahora á ver quién me gana á decir barbaridades.)
SATURIO:
Eso sí que es hablar claro.
MELITÓN:
¡Qué deputao! ¡Qué notable!
VECINO 1º:
¿Y el señor, que hará pol pueblo?
SATURIO:
Tóo lo que se le reclame.
MODESTO:
Tóo y un poquito más.
SATURIO:
Más no, tóo ya es bastante. Lo que hace aquí mayor falta, es el río por el valle.
MODESTO:
Vendrá.
SATURIO:
Dimpués, un camino á Bermillo, pa que empalme allí con la carretera de Zamora.
MODESTO:
¡Pues dos caminos, qué diantre!
SATURIO:
¡Dos! ¿Pa qué?
MODESTO:
Uno pa ir, y otro pa volver.
SATURIO:
¡Cabales! ¡Sabís que tiene razón!
MODESTO:
¡Claro! Quien vaya no ha de quedarse allí.
SATURIO:
¡Quiá! ¡Tié que golver! Regularmente á la tarde.
MODESTO:
Pues dos caminos se harán. Por eso no hay que apurarse. Si á mí no me importa nada.
SATURIO:
Gracias, usté es nuestro padre.
MODESTO:
¡Qué hijos más zoquetes tengo! Pero ahora yo…
MELITÓN:
¡Que hable!
TODOS:
¡Que hable!
MODESTO:
¡El derecho de pedir es uno de los más grandes, es de los más sacrosantos, de los más recomendables. ¡Pueden pedir lo que quieran!
TODOS:
¡Mu bien!
MODESTO:
Que yo por mi parte haré lo que ustedes quieran, pero me falta un detalle.
(Se aleja, poniéndos detrás de Prudencia.)
SATURIO:
¿Y cuál es? Suya es el acta, Palomeque es el triunfante.
MODESTO:
¡Que yo no soy Palomeque! ¡Soy Modesto Badulaque!
SATURIO:
(Tirándole el sombrero.)
¡Pus maldita sea tu estampa, so granuja, así te mates! ¡Lo que es esta me la pagas!
MODESTO:
¡Sujetarlo!
PRUDENCIA:
¡Pero, padre!
SATURIO:
¡Hemos metido la pata (a Don Quintiliano.) hasta el cuadril!
QUINTILIANO:
¡Qué percance!
SATURIO:
¡Le paice á usté qué enredijo nos ha armao ese bergante! Y vamos á ver. ¿Qué hacemos? Hable usted.
QUINTILIANO:
«Humanum herrare»…
SATURIO:
Déjese usted de latines, (Dándole un empujón.) que no estoy para refranes. (Se va Don Quintiliano.)

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