CUADRO PRIMERO
ESCENA XIII
DICHO y PRUDENCIA, que sale al balcón.
- MODESTO:
- ¡Ella!
- PRUDENCIA:
- ¡Él!
Música
- PRUDENCIA:
- ¡Modesto!
- MODESTO:
- ¡Prudencia!
- PRUDENCIA:
- ¿Llegastes al fin?
- MODESTO:
- Al fin llegué… cojo.
- PRUDENCIA:
- ¿Tú cojo?
- MODESTO:
- Y por ti.
- PRUDENCIA:
- ¿Te ha visto mi padre?
- MODESTO:
- Todavía no;
pero, sin embargo,
ya me reventó. - PRUDENCIA:
- ¿Pero estás inútil?
- MODESTO:
- De una pierna sola.
- PRUDENCIA:
- ¿Cómo ha sido eso?
- MODESTO:
-
Pues por carambola.
Y ahora, al ver cómo ando,
una, dos y tres,
me dirá la gente
pues cojito es. - PRUDENCIA:
-
No me martirices,
y dí prontamente
cómo ha sido eso,
que estoy impaciente. - MODESTO:
-
Al bajar tu padre,
porque no me viera,
me escondí corriendo
en esa leñera,
cogió un tronco de estos
y allí lo tiró. - PRUDENCIA:
- ¡Ay, cuánto lo siento!
- MODESTO:
- Más lo siento yo.
- PRUDENCIA:
-
Si eso hizo mi padre
fué inocentemente. - MODESTO:
-
Pues á pesar de eso,
¡ojalá reviente! - PRUDENCIA:
- Mira que es mi padre.
- MODESTO:
-
No te lo discuto,
pero reconoce
que es bastante bruto.
Mira cómo ando,
ya ves de qué modo. - PRUDENCIA:
-
Pero yo te quiero
mucho, cojo y todo.
Porque á mi cariño
no le importa eso. - MODESTO:
-
Pero, yo quisiera
andar siempre tieso. - LOS DOS:
-
Y ahora al ver cómo ando,
una, dos, tres,
me dirá la gente:
¡pues cojito es!
Aunque al ver cómo andas,
una, dos y tres,
te diga la gente:
¡pues cojito es!
Hablado
- MODESTO:
- Con que ya ves, hija mía, todo lo que me pasa por tí. ¡Qué dolor!
- PRUDENCIA:
- Ya se te pasará eso.
- MODESTO:
- Lo que es si me ve tu padre, se me pasará… á la otra pierna.
- PRUDENCIA:
- No tengas tanto miedo, que ya se arreglará todo.
- MODESTO:
- ¡Ay, ojalá!
- PRUDENCIA:
- A mi madre la tengo ya casi convencida.
- MODESTO:
- ¡Pero, qué buena debe ser tu madre!
- PRUDENCIA:
- Y tanto la he hablado de tí, que, sin conocerte, ya te quiere.
- MODESTO:
- ¡Pero, qué cariñosa debe ser tu madre! (En el mismo tono que las tres exclamaciones.)
- PRUDENCIA:
- Porque la he dicho que se ha muerto tu tío y te ha dajado por heredero.
- MODESTO:
- ¡Pero, qué lagarta debe ser tu madre!
- PRUDENCIA:
- Y si te parece, ella puede encargarse de arreglarlo todo.
- MODESTO:
- Sí, eso sí.
- PRUDENCIA:
- De manera que, cuando venga mi padre, le dirá que estás aquí.
- MODESTO:
- ¡No, eso no!
- PRUDENCIA:
- Quiero decir, que cuando te hayas ido á la posada, le hablará mi madre y le dirá lo de la herencia.
- MODESTO:
- ¡A lo que estamos, tuerta!
- PRUDENCIA:
- Es que mi padre cree que eres un pelagatos.
- MODESTO:
- ¡Y eso que no me conoce!
- PRUDENCIA:
- Ni de nombre, pero se lo figura.
- MODESTO:
- Pues dale las gracias en mi nombre.
- PRUDENCIA:
- ¡De manera que tú te vas antes de que él venga!
- MODESTO:
- Ya lo creo, mucho antes.
- PRUDENCIA:
- Y á la tarde, yo te diré el resultado.
- MODESTO:
- ¿Te veré otra vez á la tarde?
- PRUDENCIA:
- Ya lo creo.
- MODESTO:
- Pero aquí, no. Aquí no vuelvo.
- PRUDENCIA:
- En la era del tío Cascote, á las cuatro.
- MODESTO:
- ¡El tío Cascote! ¿Y quién es?
- PRUDENCIA:
- Un vecino del pueblo, que esta tarde trae á su era la raposa.
- MODESTO:
- ¡La raposa! ¿Y qué es eso?
- PRUDENCIA:
- Pues se llama así al último carro de mies que se trae del rastrojo, y con ese motivo hay baile.
- MODESTO:
- Pues iré.
- PRUDENCIA:
- Vas de paseo, y en la era donde veas más gente y algazara, allí es.
- MODESTO:
- Bueno, pues hasta la tarde.
- PRUDENCIA:
- Adiós, Modesto mío.
- MODESTO:
- Adiós, imprudencia mía.
- PRUDENCIA:
- ¡Modesto! ¡Modesto!
- MODESTO:
- ¿Qué pasa?
- PRUDENCIA:
- Que mi padre viene por la punta de la calle.
- MODESTO:
- ¡Carámbano! ¡Me escapo!
- PRUDENCIA:
- Va á verte salir.
- MODESTO:
- ¿Y qué hago?
- PRUDENCIA:
- Escóndete en la leñera.
- MODESTO:
- ¡Otra vez!
- PRUDENCIA:
- Un momento. Él entrará en casa, yo le entretengo, y tú escapas… ¡Que llega!
- MODESTO:
- ¡Carámbano! (Va hacia la leñera; desde la puerta ve que quedan al pie de la ventana dos troncos; vuelve corriendo y cojeando, los coge, y se mete en la leñera.)