Toño Marino, mi amigo

Mi recuerdo para Toño Marino.

Mi hermano Roberto me ha pedido que escriba sobre Toño y no es fácil teniendo en cuenta que debo retrotaerme en el tiempo y buscar en el baúl de mis recuerdos… Toño falleció hará más o menos 14 años, pero nunca me he olvidado de él porque formó parte de mi vida…

Yo creo que conocí a Toño desde siempre; cuando éramos pequeños fuimos un año a clase juntos, nos veíamos en verano durante las vacaciones; sus padres y mis abuelos eran amigos, aunque por aquel entonces mi abuelo Manuel me controlaba y no me dejaba «andar con chicos» 😀 .

Fuimos creciendo… bailábamos juntos en las fiestas del pueblo en el salón de baile de Aurora ¿Os acordáis del salón de baile? Aurora lo tenía donde actualmente tiene el almacén del supermercado -era enorme o a mí me lo parecía- los chicos por un lado, las chicas por otro y las madres o padres o abuelos sentados en la bancada que rodeaba el salón ¿Y la música? Lo que más recuerdo son los pasodobles de Manolo Escobar… Y mucha gente.

Mi infancia y adolescencia está ligada a los veranos de mi pueblo y a mis abuelos Manuel e Ignacia y a mis amigos, a Toño.

Cuando crecimos cantábamos durante la misa, con D. Moisés, y Toño tocaba la guitarra maravillosamente o a mí me lo parecía.

Luego durante mucho tiempo no nos vimos, conocí la casa que estaba construyendo con ilusión, seguía tocando la guitarra pero su voz se había vuelto ronca, tocaba y cantaba flamenco y seguía sonando muy bien.

Y un día me enteré de que había fallecido; sólo tenía 40 años y desde entonces, cada año que voy al cementerio, cuando mi madre compra flores para mi padre o mis abuelos, reservo una para Toño y la coloco en su tumba, una flor, sólo una, para recordarle.

Alguien dijo una vez, que una persona muere de verdad cuando no tiene quien la recuerde, yo me acuerdo de ti Toño y me acordaré de ti mientras viva.

Alicia Sastre

5 comentarios:

  1. Cada uno guardamos diferentes recuerdos de las personas con las que nos hemos ido cruzando por el camino. Gracias Alicia.

    En mi caso, conocí a Toño Marino en aquellos años en los que, junto con la pandilla de adolescentes, de jóvenes que «ya comenzábamos a salir de fiesta» de pueblo en pueblo, de verbena en verbena, coincidimos en su recién inaugurado bar-restaurante que abrió junto con sus socios en el Cruce: «La Cerca»

    Se enfadaba mucho cuando llamábamos al bar así 😆 pues, en realidad, el negocio lo habían bautizado con un nombre similar, pero diferente: «Más Cerca»

    Pero el caso es que todos comenzamos a llamarlo «La Cerca» y así ha perdurado hasta hoy, aunque con tristeza veo que está cerrado y que se alquila.

    Son bonitos recuerdos los que tengo de Toño Marino. Sé que cada uno tenemos distintas experiencias y distintas apreciaciones de las personas, pero para mí, basado en la experiencia que viví durante aquellos años con él, para mí, siempre me encontré a un hombre ilusionado por poder desarrollar un proyecto dentro de Torregamones. Ilusión por «tirar pa’lante», y siempre, siempre, sobre todo, a un hombre generoso y amable con la pandilla de amigos que frecuentábamos el bar.

    Manolo, Pilar, Agus, Domi… recordarán las noches que pasábamos por allí, cantando con la guitarra… incluso Toño nos prestaba la suya, flamenca, hasta subíamos de vez en cuando a la terraza (el techo) que por entonces todavía no estaba terminada (faltaban algunas barandillas)… un poco a regañadientes (por eso de pensar en la seguridad de los chavales) nos dejaba subir para contemplar el cielo allá arriba entre guitarreo y canturreo… Recuerdo que fruncía el ceño y en sus pensamientos estaba la idea esa de: ¿podré confiar en ellos? ¿y si se me caen por el hueco de la barandilla inacabada?… 😆
    Pero él, siempre nos dejaba subir (o al menos siempre que se lo pedimos)… y obviamente, fuimos responsables frente a su generosidad y nadie se mató jajajajaja

    Años en los que se arriesgaron económicamente los socios de «La Cerca» Llevaron al pueblo a dar un concierto a un grupo de música que ya por aquellos años, debido a su fama entre los jóvenes ya comenzaban a tener un caché considerable: «Los Celtas Cortos». Pioneros, a la hora de intentar tirar del carro empresarial del pueblo. Atrayeron a muchísima gente de la provincia… no cabía un alma en aquel cruce, lleno de coches aparcados en la carretera internacional… Algo increíble para nuestro pueblo…

    Y no puedo olvidar la generosidad con la que siempre, siempre, nos trató al grupo de amigos que «éramos frecuentes» de su bar. No sólo lo pasábamos bien, sino que encontrábamos en Toño también a un cómplice de nuestros buenos momentos.

    Así que, si tengo que calificar mis vivencias con Toño y agruparlas bajo una única palabra que para mí lo defina, sin duda es generosidad.

    Esa es mi experiencia, la que he vivido con Toño Marino y, cuando pienso en él, siento gratitud.

    Un abrazo
    Roberto Sastre

  2. ¡Hay! ¡Pillines, pillines…! ¡Con que fuisteis vosotros! ¿eh?
    Fuisteis vosotros los que con vuestras fiestas no dejabais dormir a los vecinos, aquellos generadores que estaban funcionando día y noche, aquel ruido que entraba en la cabeza de una hasta hacerla enfermar de los nervios, !hay tantos aqueles…! Que vamos a dejarlo ahí.

    Pero sí, Toño era así, ¡generoso!, era generoso con él y con sus amigos, con él nunca había problemas.
    Y no dudo para nada, de que tenía un gran corazón.

    En Agosto, hizo quince años que murió (en las fiestas de Bermillo). Es muy triste que una persona muera, pero cuando esa persona es joven como lo era él, la tristeza se multiplica.

    Un recuerdo cariñoso para él.

    Un saludo para los «PILLINES» 😀

  3. ¡Pero qué bien lo pasamos en aquellos años, Rosa María. 😆 Desde luego, sacrificaste tus nervios por una buena causa, y escuchaste tu intuición… Olfateaste el aire y dijiste: «A estos… tengo que respetarlos, no los puedo ajusticiar… porque traerán algo grande para el pueblo…» jajajajajaja
    Y así es, como ahora nos estamos relacionando a través de Torregamones OnLine, sin fronteras en la red… poniendo orden… jajajaja
    Un abrazo
    Roberto Sastre

  4. «Cerámica en Carretera« (cerca). Ese era el nombre, de mi primer trabajo remunerado, con 19 añitos (vale, ya sé que hay quien trabajó desde los 14,12, 9 ó 6, cada uno lo que le toque). A Toño le tocó aleccionarnos, en cuanto a trabajo, en cuanto a amoríos, en cuanto a fiestas… Fue muy triste que se dejara morir así, pero todos sabemos su historia. Recuerdo las palabras de Lisardo Chicote el día de su entierro «no se ha muerto, está aquí… aparecerá con la guitarra de un momento a otro». Y cuando llegas al cruce de Torregamones y miras sólo por el rabillo del ojo hacia la izquierda, lo puedes ver, riéndose con esa risa de Obelix, que se quedaba sin aire, y cantando como el de Triana, con esa voz de Gipsy Kings. Allá donde estés, mi recuerdo, amigo.

  5. Valentín Barrios Ferrer

    Yo no lo conocí nunca trabajando, para él el trabajo era diversión. Por eso una de las cosas que me enseñó en mis años de niño adolescente, que fue cuando más relación tuve con él, fue esa: «diviértete siempre con lo que hagas».
    Yo iba en una pandilla que no me correspondia por edad «vigila a tu hermana que no haga locuras» (me decia mi madre) y yo me preguntaba «¿Cómo aguantan estos tíos a un niñato como yo? y ¿ quién me vigila a mí que con 14 años no era el más indicado para ir con semejantes malandrines??» jajajajaja.
    La verdad, creo que fueron ese grupo los creadores del botellón sayagués, los bares de copas, los chiringuitos en fiestas, los desayunos en la plaza de cualquier pueblo a las 7 de la mañana recién salidos de una fiesta (bueno al menos eso es lo que creo, ya que no sabía yo nada de nada de la vida) etc, etc. Ahora sólo sé que para mi recuerdo de él y otros que ya no están con nosotros, es que les tengo un cariño especial, me ayudaron y mostraron una forma «sana» y humana de vivir la vida.
    No recuerdo las causas de su muerte, pero sí recuerdo su sonrisa en vida. Su enorme humanidad, así como su enorme figura.
    No te olvidamos y siempre te recuerdo, como dice Manuel Ferrero (yo siempre llego al pueblo de noche) YO TAMBIÉN MIRO CON EL RABILLO DEL OJO , y os puedo asegurar que le veo a él y al bar con las luces encendidas.

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