Mis Padres…
Mi Madre
Recuerdo cómo mi madre me llevaba a ver cómo nacían pollitos picando el huevo y, cuando ya corrían por el corral, una vez le di un palo a un pollito y el pobre se quedó medio muerto estirando las patas y, yo decía… que se revolcaba.
Mi madre me contó cómo una vez me caí en un regato donde ella lavaba la ropa en Las Aguzaderas.
En una ocasión, mi madre me mandó con dos cerditos por el Cardadal y al ver la llagona se metieron dentro a bañarse y yo lloraba porque pensaba que se me ahogaban. No fue así, cuando se cansaron salieron y nos fuimos los tres a casa.
Mi Padre
Recuerdo cómo aprendía todas las cosas que le veía hacer a mi padre y cómo me enseñó a labrar la piedra, a trabajar la madera y a hacer barrenos y explotarlos con dinamita y pólvora negra, y a cazar con él; desde muy niño tuve una gran afición por la caza.
Una vez me dejaron cerca de donde ahora está el Fuerte. Ellos empezaron a bajar, yo oía los disparos que se repetían con el eco y a mí me parecían una ametralladora. Cuando regresaron yo estaba llorando, y me recuerdo cómo me hizo una escopeta de madera que yo la colgaba del hombro tan pincho.
Y otra vez por la tarde fuimos a cazar el lobo.
Recuerdo cómo cogíamos los pájaros con liga en una pila y una vez el padre de Cecilio me regañó y me dijo (ya estas quitando eso de ahí que luego no me beben las vacas) y otra vez con Engracio cogimos dos tortolitos y nos peleamos a la hora de repartir el botín.
En otra ocasión me gustaba levantar los perrillos de la escopeta y darle al gatillo pero esta vez estaba cargada y salió el tiro por el tejado, después lo seguí haciendo pero antes miraba a ver si estaba cargada.
Ya mayorcito, mi padre me dejaba la escopeta y ese fue siempre mi deporte favorito. Recuerdo cuando maté la primera torcaz, la primera liebre, la primera perdiz y el primer conejo y que cuando llegué a casa todo contento y se lo enseñé a mi padre se echó a reír y me dijo “¿Quién te lo ha dao?” No se creía que yo fuera capaz de tal hazaña.
¡Hola Pepe!
Me has hecho reír bastante con estas anécdotas y recuerdos. Hablando de gente que yo sólo he oído nombrar a mis padres pero sobre todo aprendiendo de todo lo que cuentas. Te animo a que sigas contándonos cosas porque lo haces muy bien y haces que uno se enganche a leerlas.
¡¡¡¡Enhorabuena por estas historias!!!!
¡Enhorabuena Pepe!
Y enhorabuena a todos los Josés y Josefas. Hoy es vuestro Santo.
Muchas gracias por haber compartido con todos nosotros tus vivencias. Es una manera de preservar nuestro legado.
Un abrazo,
Roberto Sastre.