Esta imagen se le apareció a un pastor.
Era un día cualquiera del mes de Agosto, de no se sabe ni los años… Andaba un pastor con sus ovejas por la «raya de Moralina«… Él, creyendo que estaba solo, se sentó a la sombra de una encina, sin haberse dado cuenta de que al lado había una bella Señora.
Tan «absorto» estaba en sus pensamientos, que se asustó al oír la voz de la Señora que así le decía:
- – No te asustes buen pastor. Yo soy la Virgen María, la Madre de Dios. Quiero que sepas que aquí, hay enterrada una imagen mía, quiero que se lo hagas saber al pueblo, y que de aquí me saquéis.
El pastor se fue a el pueblo, contó lo que le había pasado, pero la gente se reía de él pensando que se había vuelto tonto.
Al día siguiente, el pastor no quería pasar por donde había estado el día anterior, no siendo que la Señora lo viera y se lo recordara otra vez.
En estos pensamientos estaba, cuando la Señora de nuevo le dice:
- – Buen pastor, ¿no hiciste acaso lo que te dije ayer?
- – Sí, mi Señora, claro que lo hice, pero la gente me trató de mentiroso y se reía de mi.
Entonces, la Virgen lo cubrió de nieve y le dijo:
- – Vete a las eras donde están trillando, y repites otra vez lo que te dije ayer, y si no te creen, les dices que es tan cierto como cierta es la nieve que tienes encima y que no se derretirá en tanto no saquen mi imagen de donde está.
El pastor se fue a las eras y contó lo que le había pasado, y esta vez al ver que la nieve no se derretía, todos le creyeron y sacaron la imagen, la cual llevaron al pueblo.
Los vecinos de Moralina, cuando se enteraron de lo que pasaba, quisieron la imagen para ellos y se la llevaron, pero por la noche la imagen regresaba a Torregamones.
Los dos pueblos no podían entender que la imagen regresara a Torregamones siempre que se la llevaban los vecinos de Moralina. Así pues, decidieron hacer una ermita en cada pueblo; el pueblo que antes terminara la ermita, se quedaría con la imagen.
Pero ocurrió que, los vecinos Moralina nunca pudieron hacer la ermita, pues lo que de día se hacía, por la noche se caía.
Siendo así, y como los vecinos de Torregamones pudieron hacer la ermita, desde entonces se halla dicha imagen en tal lugar, bajo la advocación de Nuestra Señora la Virgen del Templo.
Los torregamonenses y allegados le tenemos gran devoción a esta imagen, celebrando su festividad el tercer Domingo de Octubre.
Un beso
Rosa María
PD: Cualquier nota, corrección, ampliación, u otra versión de la Leyenda, será bienvenida.
Otra versión de la leyenda la hemos leído en un breve párrafo del artículo titulado «El Jardín del Diablo»que publicaba La Opinión el pasado 2010/10/23.
Os ponemos aquí el extracto en cuestión:
Un abrazo
Roberto Sastre