D. Moisés, quien fuera párroco de Torregamones desde 1957 hasta 2001 falleció el pasado Jueves Santo en Zamora, donde residía desde su jubilación.
El tiempo pasa que uno ni se entera. Nos acostumbramos a las personas y cuando queremos darnos cuenta desaparecen de la escena cotidiana, para continuar viajando por otros lugares, por otras dimensiones que, de momento, no somos capaces de percibir.
Desde aquellos años en los que acompañaba a mis abuelos a misa, a la iglesia que aún no tenía bancos (salvo en la parte trasera, en la que se situaban los hombres y para los niños en los laterales del retablo), y sí reclinatorios, han pasado ya bastantes años…
Recuerdo con una sonrisa esas misas que duraban 15 minutos, de rezos sin respiro, porque no daba tiempo 😉
La pequeña sacristía que alguna vez visité, siendo esporádicamente monaguillo con Manolo Ferrero, quien fue mi padrino en tal acontecimiento (¡qué nervios!, hasta que se iban aprendiendo las formas jejeje)… La sacristía… un lugar enigmático para un niño, aun existiendo poco mobiliario… debía de contener tesoros de incalculado valor… para la mente y curiosidad de un pequeño… «la sacristía del tesoro» (parodiando a la obra de Stevenson)… Esos 5 duros de propina que nos daba Don Moisés por ayudarle en la ceremonia… qué ilusión me producía esa generosidad…
Los partidos de frontón que por aquel entonces se celebraban en el Plaza Mayor, usando la pared de la iglesia (había menos coches que ahora) y en los que veía a mi hermano Juan Carlos jugando con él y con Jesús, uno de sus sobrinos. En aquellos años, en aquellos veranos en los que no había nada que hacer más que disfrutar del día -y de las tardes en especial- era bonito contemplar esos partidos y jugar, también, de vez en cuando. Don Moisés, un gran jugador de pelota mano y frontón.
Aficionado a la electrónica, reparaba electrodomésticos y fue pionero en el pueblo, trayendo el primer teléfono público que durante décadas, fue el único que estaba disponible para Torregamones. No existían más teléfonos fijos y, claro, ¡ni mucho menos los móviles!…
La vida en la Tierra tiene un principio, tiene un final… un desarrollo que tenemos que construir, vivir, experimentar. D. Moisés elegió su camino: el parroquial, el del servicio de la fe. Y esa fe que el ser humano busca en vida, se convertirá en el pasaporte para la eternidad, para partir en paz, habiendo de antemano saldado nuestras cuentas terrenas, en todos los ámbitos de nuestra vida.
Roberto Sastre
Fuentes que recogen la noticia: Diócesis de Zamora, Diario de las Arribes
Cuando era pequeño solía veranear en el pueblo, en casa de mis abuelos y creo recordar que cuando tenía unos 12 años apareció un cura destinado a Torregamones porque creo que el anterior había fallecido.
Y llegó D. Moisés, con su hermana Luci, su hermano y no sé si la vaca la traían ya o la adoptaron en Torregamones.
La cuestión es que con la llegada de D. Moisés algo fue cambiando en el pueblo. No solamente era que arreglaba televisores y aparatos de radio, ni que iba a toda pastilla con su R-12 verde por esas carreteras cansadas de tanto calor y tanto frío, ni que hiciera oír la misa a todos los parroquianos con su equipo hi-fi que instaló en el campanario, ni la animación que provocaba al jugar al frontón en la plaza con sus raquetas y con cualquiera que se atreviera, ya fuera niño o grande (sobre todo niño), ni tampoco que hiciera un «teleclub» junto a la iglesia, sino que fue todo ello, el nuevo aire que le dio a Torregamones con su forma de ser y hacer las cosas, sobre todo la misa que nos gustaba más porque al igual que el R-12 la decía en un santiamén.
Un aire nuevo que al menos, los que pasábamos allí unos meses lo agradeciamos. Después conocí y me hice amigo de sus sobrinos; a Araceli es a la que veo de vez en cuando.
Poco antes de retirarse e irse a vivir a Zamora, mi hija Natalia hizo la comunión en Torregamones y D. Moisés estaba allí, en su iglesia celebrando la Primera Comunión.
Un recuerdo cariñoso para D. Moisés y su familia.
Es un recuerdo muy bonito como homenaje a un sacerdote que vivió mucho tiempo en el pueblo.
Los muchachos salían muchas veces de excursión al campo y se lo pasaban muy bien.
Me uno en el recuerdo para él y su familia.
Muchas gracias a todos los que recordáis con cariño a mi Tío D. Moisés. Me enteré de la publicación y no pude por más leerla, y saber que aunque se fue del pueblo dejó muchos amigos de verdad.
Muchas Gracias.