Queridos amigos:
¡Feliz día de la Fiesta Nacional! ¡Feliz día de la Hispanidad!
Un día para recordar que todas aquellas personas que hemos nacido en una misma tierra, bajo un marco geográfico, idiomático y político (etc., etc., etc.). Podemos hoy disfrutar de lo que hemos conseguido en España (tanto lo bueno, como lo que hay que mejorar) gracias a todos aquellos que nos han precedido en nuestra historia, más cercana y la que se nos escapa de nuestro conocimiento, de nuestra experiencia directa…
Gratitud a nuestros mayores, ser conscientes de que compartimos un mismo cielo con todos nuestros vecinos -al margen de que nos llevemos bien o no- que somos los que somos y no es posible hablar de Fiesta Nacional, o Fiesta Local, si no intentamos resolver todas nuestras diferencias para compartir de manera sentida una Fiesta, la que sea.
Los que somos, vamos a continuar existiendo, en el mismo sitio, y si no resolvemos nuestras diferencias, continuaremos manteniendo y potenciando las rencillas entre la gente… y arrastraremos «todo ese mal rollo» año tras año… hasta el día de nuestra muerte física ¿Y por qué no quedar en paz, quitarse la carga uno en cuanto pueda, intentando llamar a la puerta del vecino para resolver ese problema pendiente que impide el disfrutar de una buena vecindad?
No es posible llegar a disfrutar de una solidaridad plena en Torregamones mientras todos esos problemas personales entre vecinos se mantengan… obcecadas todas las partes en que cada uno tiene toda la razón y el contrario no.
No es posible hablar de que en el pueblo exista unidad, mientras cada una de las personas que constituyen Torregamones piense que no es posible, o que falsamente piensen que sí lo es y sin embargo, no dan ejemplo a cada momento de una actitud ejemplar que nos ayude a ir poniendo todo en orden.
No es posible descubrir que somos una piña, si siempre ante cualquier cosa que hacemos en el pueblo pensamos en qué nos va a beneficiar… No es posible tampoco, con actitudes erróneas de «regalar lo que sea a los demás» pensando en que luego obligatoriamente tenemos que recibir, en «cobrar» el regalo.
No es posible generar unidad, desde el egoísmo que siempre pretende engordarse a uno mismo a costa de los demás, ni el que pretende enriquecerse ocultando información «privilegiada» para que otros no puedan acceder a subvenciones, por ejemplo.
No es posible tampoco, sin respetar unas reglas del juego comunes, y respetar a los demás. Si unas reglas no gustan, se utilizan los canales reglamentarios para cambiarlas, pero no se pueden ignorar las leyes a placer, porque eso -lo que vivimos en Torregamones– consigue llegar a pudrirlo todo, lo acalla todo, hasta la vida, la ilusión, las ganas de vivir en un pueblo de cadáveres vivientes, como duramente espetaba hace poco (y con conocimiento de causa).
Ilusión, creer en que podemos cambiar el panorama desolador de nuestro pueblo, generosidad, colaboración, iniciativa, diálogo para resolver los problemas, diálogo para pactar rumbos entre todos, fe, voluntad, constancia, honradez, claridad, llamando a las cosas por su nombre y frontalmente, apertura de miras, creatividad, intuición… lealtad…
Respeto a los símbolos que representan a las gentes, a sus sociedades. Obligaciones y Derechos.
Respeto al símbolo que representa a la sociedad en la que nos ha tocado nacer y vivir y que, en nuestra tierra, España, se representa por la bandera roja y gualda (en otros lugares serán otras).
Soy Español.
Pero para mí, ser fiel a un símbolo, a una bandera material, tiene un significado mucho más profundo que el de contemplar un paño más o menos vistoso, y está enraizado con el sentimiento interior de llegar a ser capaz de servir a mi pueblo.
Eso es lo que significa para mí la Unidad que pretendemos en Torregamones de vecinos, familiares y amigos: volver a recuperar la ilusión por un proyecto común de sacar del olvido y de la desidia nuestra tierra, arrimando el hombro entre todos para levantarnos juntos, resolviendo los problemas y viviendo el presente y compartiendo los sueños por el futuro, para que sea un referente de convivencia en esta Comarca Sayaguesa de nuestros ancestros, pues ese es el verdadero regalo que nos podemos hacer a todos y cada uno de nosotros mismos: ser felices. Y saber, que podemos contar con absolutamente todo el pueblo para enfrentar nuestro presente con todo el alma que a cada uno le sea posible.
Por eso, la bandera española debe ondear en el balcón de nuestro Ayuntamiento, no porque lo dictan las Leyes (que también hay que respetar y cumplir): porque es un referente de Unidad, en un pueblo de una tierra castellano-leonesa sin rumbo.
Soy Español y, aunque no necesito contemplar un paño para reconocer mis raíces, me gustaría ver dentro de poco tiempo, nuestro pendón ondeando en el balcón del Ayuntamiento, junto a la bandera autonómica de Castilla y León, la Europea y la que en breve estrenaremos como la bandera de nuestro pueblo: Torregamones.
Sólo tendremos Unidad, cuando más allá de las banderas, más allá de las procedencias e identificaciones mentales de cada uno, lleguemos a ser capaces de comprender verdaderamente qué significa servir a los demás, servir al pueblo, ponerse a disposición de los demás, en la medida de las posibilidades de cada uno.
Feliz día para todos. Unidad.
Roberto Sastre