Os voy a contar una historia, es una historia verídica, y ha ocurrido en Torregamones hace poco…
Se trata de dos cuñados, y a los dos les gusta mucho un deporte que se llama «LEVANTAMIENTO DE VIDRIO«, el cuñao nº 1 que tiene menos responsabilidades se dedica a cuidar las viñas, la huerta y poco más; y el que tiene más obligaciones, el cuñao nº 2, pues más o menos lo mismo.
😆
Un día de los pasados, el cuñao nº 1 fue a la viña más grande que tiene (bastante grande) y, después de dar una vuelta por ella, averiguando cómo estaban las uvas para poder vendimiar, se dio cuenta de que en algunas parras había andado un animal bastante grande, y que le tenía las parras destrozadas; entonces, pensó que era el jabalí, y por la noche le dice a su cuñao:
- – Oye fulano, en la viña grande anda el jabalí, tiene un montón de parras destrozadas, y de seguir así nos vendimia la viña.
El cuñao nº 2, que es una persona muy miedosa le contesta:
- – Mira fulano, tú no te preocupes, cuando sea un poco más tarde vamos, yo llevo la escopeta -por si acaso, para estar prevenidos- pero tú… si quieres vete delante.
El cuñao nº 1 se fue por delante, y cuando el cuñao nº 2 llegó, vio que el coche del cuñao nº 1 estaba en el camino y entró en la viña tranquilamente.
Al ser de noche, y no ver a nadie por allí, el cuñao nº 2 llamaba al cuñao nº 1 en voz baja:
- – ¡Fulanoooo! ¡fulanoo! -viña arriba y viña abajo- ¡fulanooo! ¡coño! ¿dónde estás? ¡fulano!…
En esto, ve la sombra, y le dice:
- – Oye, vaya susto que me has dado. Estoy cansado de llamarte y que no me contestas… ¿Es que estás sordo o qué?
Y la sombra sigue sin contestar. el cuñao nº 2 le sigue hablando:
- – Yo por aquí no he visto ningún jabalí, y tú, ¿cuánto rato hace que has llegao?
La sombra sin contestar. El cuñao nº 2 sigue hablando:
- – ¡Oye! ¡mecaguen tal!… Pero,… ¿Por qué no contestas? ¿es que te pasa algo?
Como no le contestaba… se dirige hacia la sombra, y cuando da media vuelta se encuentra con un… ¡espantapájaros!.
El cuñao nº 2 había estado hablando con un espantapájaros, creyendo que dicho artilugio era su cuñao, pero… ¿Dónde estaba su cuñao? Si el coche estaba fuera…
Pues nada a seguir buscando, viña arriba y viña abajo…
- – ¡Fulano! ¡fulanooo!…
Pero el tal fulano no aparecía, hasta que se acercó a unos castaños, y debajo de uno de ellos pudo ver un bulto. Sigilosamente se fue acercando, y…
- – ¡Coño! ¿Pero qué hace mi cuñao sentado en esa silla?
Se acercó hacia él y empezó a hablarle:
- – Oye, fulano, ¡he recorrido toda la viña, te he estao llamando y tu ni p*t* caso!…
Así estuvo un rato, hasta que se dio cuenta de que los ronquidos que oía eran los que producía su cuñado al haberse quedado dormido,… sentado en una silla debajo de un castaño.
Cuando me lo contaron, yo me reí muchísimo… Es que… tienen una gracia las cosas que nos pasan… 😯 · 😆
Besos para todos, y que disfrutéis leyendo esta anécdota,
Rosa María
Pues mira que yo cada vez que pienso quién puede ser fulano y quién mengano, no tengo ni la más remota idea… Le doy vueltas y no se me ocurren dos cuñados tan «aventureros» en el pueblo.
Ya me contaras mamá…
Un saludo