La muerte no roba a los amados (A Don Bernardino)

De Torregamones, a D. Bernardino

La muerte no roba a los amados
a los que siempre se ha querido y apreciado,
al contrario, los guarda y los inmortaliza en el recuerdo.

D. Bernardino:

Viviste en Torregamones toda una vida
y tu recuerdo en este pueblo es para siempre.

Todos agradecen tu entrega total y desinteresada por todos.

Fuiste esa luz que iluminó las mentes para leer de la «A» a la «Z» el Quijote;

fuiste esa fuente que manaba álgebra y matemáticas y los regaba a todos produciendo esos hermosos frutos de cultura que hoy recuerdan con cariño;

fuiste esa persona que los impregnó de ese calor social y educativo que tu día a día ibas transmitiendo en la escuela y en la calle, no sin esa pizca de dureza necesaria para ablandar las tercas y obstinadas mentes de todos los niños.

Hoy no es un día más, sino que es un día muy especial;
que todos recuerdan tu bondad y entrega y agradecen que tu casa se haya convertido en nuestro CLUB SOCIAL donde tú, D. Bernardino, permaneces presente en el recuerdo y sigues alimentando las mentes con tus enseñanzas y con tu ejemplo, que siempre estará en este pueblo con esta gente.

Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba están enganchados a ti con ganchos de acero.

GRACIAS D. BERNARDINO

Torregamones, 28 de Mayo de 2011.

Elvira Alfonso Alfonso

2 comentarios:

  1. Gracias Elvira por tu colaboración y redacción del texto tan bonito y bien redactado que hiciste en el homenaje a D. Bernardino.
    Más bien parece que fueras tú la alumna de nuestro querido maestro y no tu padre.
    Saludos,
    Pepe

  2. Bonitas palabras, Elvira.

    Muchas gracias por dejar volar el corazón, ese al que en nuestro pueblo cuesta muchísimo quitarle la costra, el caparazón de aislamiento en el que voluntariamente se vive sumido.

    La vida plenamente vivida individual y colectiva, vivirla en su máxima expresión, lo que llamamos «sentirse vivo» se fundamenta en una regla básica: ser fieles a uno mismo, dejar que nuestro corazón, nuestra intuición hable, nos guíe en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, equilibrando esa chispa con nuestro lado lógico, pero sin dejar que la lógica estrangule nuestra parte creativa, auténtica, la del corazón.

    Y en el corazón, en la nobleza del ser humano reside también la gratitud hacia todo lo bueno que los demás proyectan en nosotros y en la sociedad.

    Podríamos aplicarnos el refrán:
    «Es de bien nacidos, ser agradecidos».
    Gracias por tu generosidad, Elvira.

    Un abrazo,
    Roberto Sastre

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