Diálogos con el Teatro: «Los muchachos dentro y fuera de la escuela»

« Leer décima parte

UNDÉCIMA PARTE

DOROTEO:
(Un tanto despeinado). Buenos días, llamaré a los muchachos a ver si no protestan y se levantan rápido. (Los llama desde el pasillo). Juanitooooo, Baltasaaaar.
JUANITO:
(Restregándose los ojos, con un jersey viejo y peinado a lo chulo). Buenos días mamá, hoy no vamos a la escuela, dice papá que vamos a trabajar con él, que tiene muchos terrones que deshacer y que así vamos aprendiendo a trabajar en la tierra.
JOSEFINA:
(Le acaricia la cabeza con la mano). Hoy iréis con él, pero ya sabe que a mí no me gusta que faltéis a la escuela, tenéis que ir a ella para que aprendáis y no seáis tan burros como somos nosotros. Decirme ¿Qué os pasó ayer, que tenéis la ropa destrozada y llena de sangre? (SE FIJA EN LA MANO DE BALTASAR Y AGARRANDOLA LE PREGUNTA) Oye, ¿Y a ti qué te ha pasado, para que tengas la mano así?
JUANITO:
Calla enano, calla, que ya se lo cuento yo. Pues mira, mamá, que le echamos de comer al marrano y en un descuido el enano se cayó en la cuadra… El marrano empezó a jugar con él, yo se lo quería quitar y al final salimos los dos bien revolcados, luego el enano fue a echarle de comer a las gallinas, claro, con el susto que tenía encima, no se dio cuenta de que se le acercaba el gallo… y mira lo que le hizo, menudo picotazo que le arreó, ahora que… al gallo no le han quedado ganas.
JOSEFINA:
(Abraza a los niños a la vez que les dice). ¡Hijos de mi vida, pero qué susto os habéis llevado! Otro día, ya no os diré que le echéis de comer a los animales… en cuanto a la ropa… Pues cuando vendamos los corderos ya os compraré otra, y el gallo tenemos que cuidarlo para poder comerlo en las Navidades, o no tendremos mucho más para cenar ese día, bueno, al menos turrón tendremos, porque seguramente y como todos los años, el tío Alberto nos lo mandará desde Barcelona, y ahora, ale a desayunar. (Y les puso el desayuno).
JUANITO:
(Mientras desayunaba, miraba a su hermano a la vez que canturreando le decía) Enano, la bruja… Enano la bruja… que viene de noche a cortarte la oreja y poquito a poco te deja sin nada…
SEBASTIÁN:
(No despejaba la boca, miraba a su hermano hasta con miedo, más bien estaba asustado, pero al final dijo) Oye gigante, ¿y tú no viste venir esta noche a la bruja a nuestra habitación?
JUANITO:
:¡Claro que la vi enano! ¡Claro que la vi! Pero cuando te iba a cortar la oreja, me desperté, se asustó y se marchó.
JOSEFINA:
Vuestro padre os está esperando; llevar la comida que os tengo preparada en esa cesta, portaros bien y hacerle caso a vuestro padre, no le hagáis rabiar. (cogen la cesta que Josefina les señala)
JUANITO:
Adiós mamá, así lo haremos.
SEBASTIÁN:
Si mamá, adiós, adiós.
JOSEFINA:
(Muy bajito dice). Pobres hijos míos, pero qué guapos y qué buenos que son; qué hombrecitos Dios mío, qué hombrecitos tengo ya.

Leer duodécima parte »

Un comentario:

  1. Miguel Alfonso Licarión

    Esto parece como cuando escuchaba, «Matilde, Perico y Periquín» en la radio y te quedabas con ganas de saber cómo sería la historia del próximo jueves, creo que era los jueves, ¿os acordáis alguno de vosotros de este programa? Lo patrocinaba «aquel negrito del África tropical que cultivaba el Cola-Cao«.
    Espero el final de la historia.
    Saludos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *